O así lo llama Ximo, de origen Villenense (que no villancico), de Villena, que no Viena (ezo etá en otro paí!!). Teniendo en cuenta lo que odia que los perros le chupen la cara, la boca y otros orificios, se le tiene que dar crédito a esta buena acción del mes: recoger a un cachorro de las zarpas de la muerte (lo encontraron los basureros en un cubo de basura, a punto de ser aplastado). La policía de allí, que es mu buena, lo trajo a su oficina y allí estaba, o allí me lo imagino, metido en una cajita con el rabo bien tieso, el culo en pompa y la cabeza bien alta. Lloriqueando de vez en vez pero con un talante que ni el ZP.
Es una pocholada. Yo, amante de los perros, a veces más que de los humanos, he disfrutado enormemente de este hallazgo. Me consta que él también. El perro, digo....
Os dejo con un episodio de juego. Pensé que merecía unas palabras. Que disfrutéis.
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