....me apeé del tranvía cuando aún estaba en movimiento, y ascendí la calle que llevaba a la casa de la torre. Rodeada de casas señoriales que pertenecían a otra época más próspera y que se negaban a olvidar su pasado, avisté a lo alto la casa de la torre, la casa que me había llamado desde que la vi. Cuando entré, la puerta estaba abierta. Llamé pero no hubo respuesta, y me adentré sin pensarlo al estudio situado en la torre, en busca del manuscrito. Mi intención era quemarlo, pero el olor a fósforo me hizo parar en seco: no estaba solo. Sentí un golpe seco en la nuca y caí en un profundo sueño. Cuando desperté, me encontraba en una sala de paredes blancas y techos altos y un silencio abrumador. El terrible dolor y las punzadas en mi cabeza parecían acalladas por unos momentos, en los que temí que nunca jamás volvería a escribir una letra, o si lo hacía, sería en tinta negra como sangre seca. Aún tenía el manuscrito en mi bolsillo interior....
Disculpadme, acabo de leerme El Juego del Angel y sigo dándole vueltas.
Lo recomiendo.
P.S.: para Ximo, siempre aciertas con los regalos! xxx
dimanche, juillet 13, 2008
samedi, juillet 12, 2008
Coche o no coche

He aquí otro dilema: coche o no coche. Todos hemos pasado (y algunos seguís) frío, calor, desesperación y conformismo esperando el tren que no llega, el bus nocturno que se retrasa, las lineas ferroviarias que sufren trabajos de remodelación, la calefacción en los vagones en verano y el aire acondicionado en invierno. Si, esto es la pura realidad, sin hablar de las huelgas, los "man under the train" (si, si, solo alguna de las causas de llegar tarde al trabajo en metro en Londres), metros que se paran entre dos estaciones porque sí, o (¿alguien lo sabe?) por antojo de alguien, el volver andando a casa de noche -y lo que ello puede conllevar si eres chica, y guapa como yo- y el salir pitando por las mañanas, porque estás a punto de perderlo, con los croissants y el café haciéndote un popurrí en la garganta, el cabello aún húmedo y los cigarrillos de la noche anterior ni te cuento..., de la falta de maquillaje ni hablemos.
La solución: ¿el coche? pues bien, en estos tiempos que corren, y tan deprisa, señores, no hay más remedio. No es un lujo, no, porque dime tú a mí qué hubiera sido de mí si hubiera tenido que pedir un coche prestado cada vez que he tenido que llevar a mi piso nuevo cosas tan básicas como el WC o el mueble del baño o las sillas del salón. O cuando tuve que devolver el WC a la tienda porque no valía y tuve que traer otro, que resultó que no era tampoco y acabé trayéndome el primero de nuevo. Y hablando de absurdeces de la vida, esto me lleva a la cuestión de la que quería hablar:
¿Nunca os habéis levantado por la mañana con la intención de hacer algo super importante, habéis ido, os ha costado un montón de movidas, habéis malgastado unas horas haciendo y deshaciendo y al final del día no habéis conseguido ningún resultado, con la frustración de pensar que podías perfectamente haberte quedado en la cama? bien, hoy ha sido para mí ese día. Y es que hablando de coches, me preocupan los neumáticos del mío. A mí y a varios mecánicos de talleres que ya me han aconsejado, obligado, persuadido, de que por la gloria de mi madre los cambie, que están a punto de darme un susto.
Pues a eso he ido esta mañana, y cuidado, que después de comprarlos resultaba que les iba a llevar más de 4 horas tenerlos listos, por un total que andaba muy parecido a otra oferta que ya me habían dado por otro lado y por mejor marca, y he vuelto a devolverlos, volviendo a casa con las manos vacías, la frustración más alta que el Euribor y la sensación de que, otra vez, he perdido 3 horitas de sueño para nada.
Y os digo una cosa, dejando a un lado esta experiencia: si es que hasta para perder el tiempo hace falta coche!
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